Todo era bonito en el ballet. Yo era guapa… Yo era feliz… Me encantaría… …en el ballet.
Esta es sólo la primera de muchas citas que llevo conmigo desde hace tanto que ni me acuerdo. Me encanta cantarlas cuando se activan en mi cabeza, casi siempre porque me pasa algo que tiene que ver con la letra (por ejemplo, después de echar la solicitud para un trabajo que realmente me gusta). “A Chorus Line” ha sido mi musical favorito desde aquella madrugada en la que apareció en TV3 mientras hacía zapping (sí, subtitulada en catalán). Tendría unos 15 años. Me hipnotizó la calidad de los artistas, todos grandes bailarines, cantantes y actores (bueno, excepto Michael Douglas que obviamente no consiguió el papel por sus dotes interpretativas, pero todos se lo perdonamos hoy). La historia en sí también me marcó, el drama de enfrentarse a un proceso de selección así de duro y, dentro de él, a sus propias miserias.
Dios, espero conseguirlo, espero conseguirlo, ¿Cuánta gente necesita? Necesito de verdad este trabajo, Por favor, Dios, necesito este trabajo. ¡Tengo que conseguir este trabajo!
Comúnmente está considerado como una comedia musical, y sí, te hace reír (montones de carcajadas durante toda la noche hoy en el Palladium). Pero “A Chorus Line” es una historia increíble sobre la lucha diaria en la vida: por un trabajo, por una identidad, por un sueño, por tu felicidad; contra tu pasado, contra tus miedos, contra el rechazo, contra tu propia familia… En dos horas te enfrentas a ese momento en el que pasaste todas las entrevistas y conseguiste tu trabajo actual, al de darte cuenta de que estás creciendo y no serás joven para siempre, a tus primeros besos, tus momentos felices y tristes de la niñez… ves toda tu vida pasar delante de ti, contada de muchas formas distintas, por muchos personajes, pero son los ecos que resuenan en tu interior los que hacen esta historia algo asombroso. Gran trabajo, Kirkwood Jr. y Dante (escritores del libreto).
Dios, soy una bailarina. ¡Las bailarinas bailan!
Y el letrista (Kleban) y el compositor (Hamlisch) tampoco se quedan atrás. El primero escribió textos que conmueven y letras reales y divertidas para la música del último. Hay multitud de géneros, desde el Vals al Funk, con un gran tributo a los musicales de los 30s… Me parece totalmente excepcional que a pesar de oír casi cien veces el estribillo de “One” no te cansas de escucharlo… Y el uso de patrones complejos de composición clásica tipo fuga/canon en un contexto de música moderna es algo excepcional.
¿Quién soy yo realmente? ¿Soy mi curriculum?
La función de esta tarde en el Palladium ha sido totalmente increíble. No había disfrutado tanto de un musical en mi vida, y eso que he visto un montón, tanto en vivo como grabados, y en varios idiomas… El teatro mismo es precioso, y tenía buena butaca -todo ayuda a mejorar la experiencia, claro… Pero los artistas lo son todo en este espectáculo! No me gustaría tener que hacer el casting de este musical porque encontrar a 20 artistas que sean TODOS absolutamente completos, actores-bailarines-cantantes a tan altísimo nivel tiene que ser una locura! Para empezar, Zach (John Partridge) baila en el musical! Y lo hace con mucha clase. También se mueve de maravilla y con una gran voz James T Lane (Richie, el chico negro), aunque posiblemente el mejor cantante de los chicos fuera Simon Hardwick (Al).
¡Este hombre no es nada! ¡Este curso no es nada! Si quieres algo, ¡vete a buscar una clase mejor!
La interpretación de Cassie de “La música y el espejo” ha sido espectacular, en especial la voz potente y bonita de Scarlett Strallen. Con un personaje muy directo y un canto honesto, Victoria Hamilton-Barritt hace un gran papel como Diana. Y la Sheila de Leigh Zimmerman nos ha hecho reír durante toda la noche, pero se ha salido al cantar “En el Ballet” junto a Vickie Lee Taylor (Maggie) y Daisy Maywood (Bebe). No consigo recordar otra ocasión donde haya estado con la piel de gallina durante tanto tiempo, tanto por la belleza de las voces como por la energía que transmitían. Totalmente increíble. Pero cualquiera que estuviera esta noche en el teatro estará de acuerdo conmigo en que el clímax de la noche ha sido la historia de Paul, contada tan bien, interpretada de un modo tan natural por Gary Wood que la mitad del teatro estaba llorando cuando llegó al “Cuide de mi hijo. Era la primera vez que me llamaba hijo”.
Pero no puedo arrepentirme de lo que hice por amor, lo que hice por amor.
Sólo podía terminar este post haciendo referencia a mi canción preferida del musical, probablemente la que canto más, porque tan seguro de mí mismo como soy, me equivoco muchas veces y muchas veces me arrepiento de cosas… Pero no podría arrepentirme ni cambiar ni olvidar que he amado, ni aquello que he hecho por amor. Y en realidad me encanta que sea así, dejar mi corazón abierto a quizá algo más de dolor, pero también montones de amor que está por llegar. Os dejo con la versión de la película, con Cassie cantándola en lugar de Diana. A mí me llega más. Una pena que este show tan espectacular no se quede más tiempo en Londres. ¡Un beso y adiós!
Todas las imágenes que están enlazadas provienen de la página oficial de Facebook de la obra.
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